La mística de la “la fiesta de la gallina” en San José de Miranda


Por Rubén Darío Rodríguez López

Año tras año, para el puente festivo que llaman del "Sagrado Corazón de Jesús", la iglesia católica celebra a nivel mundial la fiesta que lleva su nombre, pero de manera especial y tal vez única en el Mundo, en San José de Miranda se conserva una tradición que reúne a todas las familias del municipio (y residentes en cualquier parte), para realizar en primer lugar, un acto místico (acto teológico que une al hombre con lo divino y en especial con la contemplación de Dios) denominado "entronización de las familias al Sagrado Corazón de Jesús" y en segundo lugar, un acto cultural, ya que hace parte fundamental de nuestras tradiciones y se le denomina comúnmente como el "Día de la gallina". ¿Pero, cuál es su historia y la forma de celebrarlo?

La iglesia católica le confiere al Padre Mateo Crawley-Boevey y Murga, ser el promotor contemporáneo del apostolado del corazón de Jesús. Este padre nació en Tingo, ciudad cercana a Arequipa (Perú) y formado en el colegio de los Sagrados Corazones, de Valparaíso (Chile). Allí vivió muy de cerca el terremoto de 1906, tanto que su entrega incondicional al servicio de los damnificados lo enfermó y por recomendación médica fue necesario enviarlo a reposo a Europa, donde logró reunirse con el Papa San Pio X a quien confió su proyecto misionero de "entronización de la imagen del Sagrado Corazón de Jesús en los hogares", despertando total interés por parte del prelado bajo el lema "salvar la familia es salvar la sociedad". 

Para Nicolás Galeano del periódico El Campesino, en Colombia, la Constitución de 1886, que comenzaba invocando a Dios como "fuente suprema de toda autoridad" y estableció la religión católica como propia de la Nación, por ser profesada por la mayoría de colombianos, aprobada bajo el mandato conservador de Rafael Núñez, desató una de las más cruentas guerras entre conservadores y liberales, denominada la guerra de los "Mil días". Su rudeza y crueldad amenazaba con una catástrofe Nacional, razón por la cual el arzobispo de Bogotá, Monseñor Bernardo Herrera Restrepo, iluminado por su luz interior, concibió que, como único medio para conseguir la tan anhelada paz, sugerir a José Manuel Marroquín, Vicepresidente de la República encargado, la Consagración de la República de Colombia al Sagrado Corazón de Jesús, con su voto para la construcción de un templo en su honor, y que hoy se conoce como el templo del "voto nacional".  De ahí el nombre del "país del Sagrado Corazón".

En San José de Miranda (Santander), esta fiesta recibe tradicionalmente el nombre del "Día de la gallina", una fiesta familiar que tuvo su origen en las grandes devociones del fundador del municipio, el Padre Isidoro Miranda Morantes. Su primera celebración se llevó a cabo el 20 de junio de 1920, cinco años después de su fundación en el nuevo sitio que hoy conocemos. ¿Pero, en qué consiste la entronización de las familias al Sagrado Corazón de Jesús? 

Para el Papa Benedicto XV, consiste en la instalación de la imagen del Sagrado Corazón, como en un trono, en el sitio más noble de la casa, de tal suerte que Jesucristo, Nuestro Señor reine visiblemente en los hogares católicos. "El acto de entronización es desarrollado una vez ubicada en una especie de "trono" la imagen del Sagrado Corazón, debidamente bendecida y el jefe de la familia preside la oración. La casa puede arreglarse como para un día de fiesta, pero con buen gusto. El trono debe estar alzado en el lugar más noble y adornado de flores y candelas. Al acto sería muy bueno que fueran invitados los vecinos y amigos más estrechos de la familia y tener preparado un refrigerio para obsequiarles por su presencia. A continuación, se lee el acto de reparación al Sagrado Corazón y sus letanías. Acabadas éstas, el cabeza de familia pronuncia el acto de consagración de su hogar y se suele terminar con el canto de algún himno a Cristo Rey y la Salve a la Virgen. Después de la ceremonia y del refrigerio a los invitados, sería recomendable que la familia tuviera una comida o cena, preferiblemente con el sacerdote como invitado".

Todo el protocolo anterior ha sido fiel y sagradamente inculcado a los mirandinos, generación tras generación y año tras año, sin interrupción, con algunas particularidades.  Este día especial para los mirandinos, se celebra una eucaristía en el Santuario de Nuestra Señora de los Remedios a eso de las 10 de la mañana y a las 12 en punto del mediodía se da inicio al acto de entronización de las familias, con el protocolo mencionado en cada uno de los hogares, tanto del sector urbano como rural y acompañado de un repique de campanas y de la más impresionante quema de quintos de pólvora, que se logra escuchar en todos los municipios de la región. El padre Isidoro Miranda, en aras de fomentar la solidaridad y la unión familiar, propuso compartir un plato de comida con las familias más pobres y sugirió como plato central un suculento "sancocho de gallina". De ahí el nombre tradicional de esta celebración. Me atrevería a decir que este acto católico ha permitido que nuestras familias sean duraderas, es decir, los matrimonios mirandinos perduran por mucho tiempo, por no decir que toda la vida. Creería que el número de divorcios celebrado en el juzgado municipal es de cero.

Esta tradición se convierte en un patrimonio intangible para el Municipio y debe ser rescatada y resaltada como tal, para que se convierta en uno de los eventos tradicionales que ayuden a la promoción del turismo religioso, que poco a poco se deberá emprender en San José de Miranda. La actual administración ha dado pasos muy importantes para embellecer el Santuario y el municipio en general, así como la potabilización del agua, lo que permite pensar en un buen inicio para la consolidación del turismo en general, pero para continuar esta senda, se necesita de líderes que conozcan la historia, la cultura, las tradiciones y que conozcan de desarrollo turístico, de desarrollo urbanístico, de desarrollo agroindustrial.

Ojalá los mirandinos entiendan que el próximo mes de octubre es necesario elegir un Alcalde que entienda de estos temas y no se equivoquen eligiendo a aquellos que solamente tienen como bandera un azadón, una ruana o un sombrero para parecerse a un campesino, pero una vez los eligen, solo llegan a dividir la comunidad y a embriagarse de poder y a echar plomo y no precisamente durante el "Día de la gallina".

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