Por Rubén Darío Rodríguez López
La doble moral se define cuando ese comportamiento de una persona o un colectivo (pueblo), sostiene que algo es bueno, pero hace lo contrario o también cuando es malo, pero por conveniencia asume que es bueno. Desde hace mucho tiempo he venido escuchando la expresión "es que tiene doble moral" para referirse en específico a personas que actúan de forma poco "coherente" con lo que profesan, vociferan y protegen, donde sus conductas son poco éticas o también la utilizan para denotar actos moralmente incorrectos.
Es curioso que un país tan corrupto a su vez sea tan moralista. Colombia está llena de delincuentes de toda clase de religiones; católicos, evangélicos, protestantes, cristianos, etc., y de gente que identifica la política a algo parecido a una secta religiosa, que se dan el lujo de dar catedra de inmoralidad. Para explicar lo anterior, he aquí algunos ejemplos:
Hay en nuestra comunidad líderes y lideresas que han demostrado, en sus espacios de elección popular, su deshonestidad; han aprovechado un cargo público para enriquecerse, para enriquecer a su familia, han sido condenados por la justicia, están siendo investigados por corrupción, y aún así se postulan nuevamente, se hacen pasar por víctimas de persecuciones políticas y no tiene asco de demostrar su poder económico, adquirido, no precisamente por ser empresarios exitosos, sino simplemente por exprimir el erario público; se la pasan en caravanas de vehículos con escoltas viajando pueblo tras pueblo, buscando su reelección o la elección de uno más de sus familias. Esto no tiene presentación, no tienen la más mínima concepción de lo que son los valores y la ética. Aun así, también consiguen líderes en cada región, en cada municipio que les aplauden, que les patrocinan, que les idolatran y que los disfrazan de "buenas personas", de impolutos, etc. Por eso, amigo líder, si Ud. alguna vez ha pregonado ante su comunidad ser garante de la honestidad, de la transparencia, de la gestión pública, lo invito a que recapacite, mírese al espejo y pregúntese si esta acción es coherente con lo que dices o reflejas ante su comunidad. No sea hipócrita, no actúe con doble moral.
También, encontramos algunos empresarios, ganaderos, comerciantes, contratistas, ong´s, etc., que lucen como ejemplos ante la corrupción, que se jactan de su grandeza económica y de sus logros económicos durante toda la vida, pero que apenas ven un espacio donde puedan agrandar sus finanzas, se dejan tentar por la avaricia y terminan apoyando económicamente por debajo de la mesa a un candidato, únicamente con el objetivo de que ese favor sea devuelto con el rendimiento de unos intereses grandes, una vez éste salga elegido. Eso también es doble moral, eso también corrompe la sociedad. Toda esa plata que Ud. presta, regala, dona, aporta va para comprar votos, para corromper al ciudadano, para persuadirlo económicamente y promover los desfalcos de los recursos públicos.
No faltan los ciudadanos que, acudiendo a la "malicia indígena" empiezan a buscar en elecciones al mejor postor, a ver cuál de los candidatos le ofrece más por su voto y por el de su familia. Cuánto se ha degradado la democracia con esta clase de ciudadanos que creen que el mundo se va a acabar y corren uno tras otro a ver cómo estafan al uno y al otro, sin reconocer que al final el único estafado es él. Los políticos conocen muy bien las mañas de los ciudadanos corruptos, saben muy bien de triquiñuelas y calculan muy bien su coartada para dejar viendo un chispero a los que mendigan una teja, un ladrillo, un bulto de cemento, un plato de mute, un tamal, etc. Esos ciudadanos se jactan de estafar al político, se jactan de recibir de uno y de otro, sin embargo, no reconocen que esa plata, cualquiera que sea su cantidad, será recuperada y con muchas creces una vez salgan elegidos. Si Ud. amigo ciudadano, recurre a estas prácticas, con la justificación que hay que sacarles plata a los políticos porque después no los vuelve a ver, permítame decirle que Ud. se está "autoengañando", "autodestruyendo" y destruyendo a la poca sociedad seria y honesta que queda en éste país. Ud. es el cómplice primario de la corrupción.
La doble moral también la aplican personas que se consideran "socialmente respetables", quienes viven fabricando, a conveniencia, sus propios códigos de usos y costumbres, lo cual ha permitido estafar a incautos, crear carteles de contratación, amañar licitaciones, mínimas cuantías, robar tierras, disfrutar de mansiones por cárcel, gracias a la ayuda de también costosos defensores.
Así las cosas, queda claro que cuando hay dinero y poder de por medio "todo vale". No hay valores, no hay escrúpulos, no hay ética, no hay discurso que valga para enredar a ese gran número de electores, también hambrientos y que solo ven en las campañas electorales una oportunidad para, supuestamente, sacar provecho y después con cara de aburrido, sentarse en un andén del parque principal a ver durante cuatro años o más, cómo sus adorados amigos "políticos" se roban, sin piedad, sus propios recursos que recaudan a través de los impuestos que a Ud. como ciudadano, le toca comer de la que sabemos para poder pagar periódicamente, ya sea bimestral, trimestral o anualmente ante la "inquisidora" DIAN.
Por eso, amigo ciudadano colombiano, si va a votar en las elecciones octubre próximo, tómese la tareita de sentarse junto a su esposa o esposo, junto a sus hijos y miren si siguen jugando a esa "doble moral" que es permisiva con la corrupción, o de una vez por todas, asumen con seriedad la responsabilidad de elegir a personas que, al menos, no tengan tantas condenas, tantas investigaciones, tantas demandas y que Ud. y su familia muy bien conocen.
Recuerde esta sencilla ecuación matemática: A más plata invertida en campaña, mayor será el robo cuando salgan elegidos… ¡No se hagan los pingos!